Imagen: tapiz de la Santa Hermandad de Toledo en tiempo de Felipe II, Museo del Ejército.
El Ordenamiento de Madrigal, promulgado el 19 de abril de 1476 por iniciativa del Consejo Real y ratificado por la Corona, marcó el nacimiento formal de la nueva Hermandad General o Santa Hermandad, como es más conocida. Este documento proporcionó el marco normativo y organizativo de la nueva Hermandad. El texto estaba compuesto por once artículos, con una orientación principalmente policial, ya que se centraba en la pacificación del reino y la seguridad de los caminos, más que en funciones militares.
La Santa Hermandad también recibió el nombre de Hermandad General
La Hermandad General fue instaurada en 1476 por los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, en un contexto de aguda inestabilidad política, violencia generalizada y disgregación del poder. Su finalidad esencial fue la restauración del orden público, la salvaguarda de la seguridad en caminos y áreas despobladas, así como el fortalecimiento de la autoridad regia frente a las jurisdicciones locales y, particularmente, frente al poder de la nobleza. Constituyó una institución de carácter excepcional, ya que no fueron muchos los años durante los que estuvo vigente, si nos ceñimos al ideario de su génesis.
Aunque se inspiró formalmente en las antiguas hermandades de los concejos, su naturaleza difiere sustancialmente por su carácter centralizado, su estructura institucionalizada y su dependencia directa del poder real.
Cuadro Comparativo: Hermandades Medievales vs Hermandad General

A diferencia de las hermandades precedentes, de ámbito local y adhesión voluntaria, la Santa Hermandad fue de incorporación obligatoria para todas las villas y ciudades del reino. El incumplimiento de esta obligación conllevaba sanciones económicas e incluso la declaración de rebeldía. En términos fiscales, la Hermandad se financió a través de tributos específicos impuestos por la Corona, lo cual le otorgó una autonomía financiera significativa y permitió a los monarcas prescindir, en buena medida, de las tradicionales contribuciones acordadas en Cortes.
La dirección y administración de la Hermandad recayó en una Junta General, órgano supremo sobre el que los Reyes ejercían un control directo. Esta Junta organizaba y supervisaba las funciones judiciales, fiscales y militares de la institución.
CREACIÓN DE LA SANTA HERMANDAD
La Hermandad poseía jurisdicción propia sobre determinados delitos tipificados como «casos de Hermandad», los cuales incluían crímenes cometidos en despoblado, robos, homicidios, incendios y actos de insubordinación frente a los oficiales de justicia. Su consolidación a lo largo del tiempo y las sucesivas prórrogas de su existencia revelan su eficacia como aparato represivo y como instrumento de afirmación del poder regio.
La Santa Hermandad de los Reyes Católicos, participó activamente en diversas campañas, entre ellas la Guerra de Sucesión, la conquista del Reino de Granada y las campañas en Italia y el Rosellón.
Su disolución oficial se produjo en 1498 mediante una pragmática real, al considerarse que había cumplido los objetivos para los que fue concebida. No obstante, podemos considerar que su legado institucional perduró como antecedente directo del ejército permanente y como modelo de articulación del poder estatal en el tránsito hacia la modernidad política. La Hermandad General representó, en definitiva, un hito fundamental en el proceso de centralización del poder monárquico y en la configuración del Estado moderno en la península ibérica.

